lunes, 12 de noviembre de 2012

LA ECONOMIA ALAVESA EMPEORA, Y ALGUNOS HACEN LO POSIBLE PARA QUE ASI SEA


Hace tiempo que vengo advirtiendo de la peligrosa situación en la que ha entrado la economía alavesa.
Hasta hace bien poco podíamos decir que en Araba aguantábamos bien la crisis, que aunque la actividad económica disminuía y el paro avanzaba, estábamos mejor que en el Estado y que el aumento de la exportación nos hacía albergar esperanzas de poder salir relativamente bien de esta situación en la que nos encontramos.
En el último año las cosas han cambiado, han empeorado rápidamente.
El Informe de Coyuntura Económica Alavesa de octubre de 2012, elaborado por la Diputación Foral de Alava, pone ante nuestros ojos una terrible realidad.
Las exportaciones, que parecían nuestra tabla de salvación, descienden de forma acusada (el último dato interanual es del -11,6%). La actividad industrial cae un 10% frente a un 4,5% de media en Euskadi.

Estos datos revelan una realidad que puede comprobar quien visite nuestros polígonos industriales o hable con cualquiera de los cientos de pequeños empresarios que pelean cada día por mantener abiertas sus empresas. La economía alavesa va a peor, no repunta, nuestras empresas cierran y miles de alaveses son arrojados al paro.
En Alava hay más de 26.000 desempleados registrados. Detrás de esa cifra hay miles y miles de dramas personales. Numerosas familias alavesas, también de los denominados “alaveses de toda la vida”, comen gracias al banco de alimentos. La estructura familiar y social permite que esas familias no se vean arrojadas a la pobreza mas absoluta. Hace poco nadie podía imaginarlo, pero en Alava hay problemas de malnutrición infantil.
No podemos permanecer impasibles ante esa situación y esperar que pase sola. Estamos obligados a tomar medidas, pero en Araba no se toman.
Probablemente nuestro futuro no está solo en nuestras manos, depende en gran medida de las decisiones que se adopten lejos de Euskadi, pero nuestras instituciones tienen mecanismos para ayudarnos a salir de esta situación.
La Diputación Foral de Alava está obligada a adoptar medidas que contribuyan a mejorar esta terrible situación, y no lo hace. Debe hacer lo posible por facilitar el acceso al crédito de nuestras empresas, sobre todo las mas pequeñas, debe ayudarles para encontrar mercados nuevos e impulsar la exportación, debe colaborar con ellas para que diversifiquen su producción, innoven y mejoren la calidad de sus productos.
El gobierno foral del Partido Popular no hace nada de todo esto, se limita a dejar pasar el tiempo en la esperanza de que la situación mejorará hacia el final de la legislatura y con ello mejorarán también sus expectativas electorales.
Y cuando hace algo es para perjudicar nuestra economía. Su última ocurrencia ha sido pactar con Bildu un incremento del Impuesto de Actividades Económicas que perjudicará fundamentalmente a las empresas mas pequeñas, a las PYMES y MicroPYMES. Un pacto entre Bildu y el PP, que se produce en las Juntas Generales de Araba y en el Ayuntamiento de Gasteiz, cuyo único objetivo es conseguir dinero para que Javier Maroto pueda afrontar con mayores garantías la construcción de obras absolutamente innecesarias y superfluas.
Cuando muchas de nuestras pequeñas empresas están luchando a brazo partido por no cerrar, por mantener el empleo, el PP y Bildu su alían para darles un golpe que puede ser definitivo para algunas. Laura Mintegi dijo hace unas semanas, en plena campaña electoral, que asumía que algunas empresas deberían cerrar con su política, lo asumía con naturalidad. Ahora sabemos que Javier de Andres y el Partido Popular comparten ese punto de vista.

 

 

 

 

 

 

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