Como cada año, al finalizar el mes de agosto da comienzo un nuevo curso político. En esta ocasión además será el último de esta legislatura tanto en los Ayuntamientos como en las Juntas Generales.
Esta circunstancia ha condicionado el verano. A menos de un año de las elecciones municipales y forales al Partido Popular le han entrado los nervios y se ha lanzado con furia contra quien percibe como alternativa en Araba, el Partido Nacionalista Vasco. En estas semanas veraniegas raro ha sido el día en el que no hemos escuchado a algún miembro destacado del Partido Popular cargar contra el Partido Nacionalista Vasco o contra el Gobierno del Lehendakari Urkullu.
Los resultados de las los últimos procesos electorales, los datos arrojados por los sondeos, hacen prever a al Partido Popular que tiene muchas probabilidades de perder el poder en Araba, y piensan además que el Partido Nacionalista Vasco está en condiciones de ganar las próximas elecciones. Así que planteada la cuestión en estos términos, Oyarzabal, Maroto y De Andrés han decidido que lo que toca para intentar revertir esta tendencia es cargar contra el Partido Nacionalista Vasco llegando a la injuria si fuera preciso. A esa labor se han dedicado con verdadero empeño durante este verano.
El martes Javier de Andrés, tras volver a acusar al Partido Nacionalista Vasco de ser el responsable de todos los males posibles, nos pedía responsabilidad de cara a la aprobación de los presupuestos forales para 2015. Es una petición innecesaria. Al Partido Nacionalista Vasco la responsabilidad se le supone, la demuestra a diario. Precisamente por responsabilidad hemos llegado a acuerdos presupuestarios con el Partido Popular durante esta legislatura, pese a que ellos fueron incapaces hasta de sentarse a hablar de los presupuestos de Araba en la pasada legislatura, cuando estaban en la oposición.
Porque somos responsables y miramos mas por los intereses de Araba que por los de nuestro Partido, volveremos a afrontar con espíritu abierto una posible negociación presupuestaria en Araba para 2015.
Sin embargo tengo muy serias dudas de que el Partido Popular quiera de verdad que esa negociación tenga éxito. No puede entenderse que el Partido Popular nos haga un llamamiento a pactar nuevamente el presupuesto y mientras tanto nos falte al respeto un día si y otro también. No cabe una negociación seria y sincera cuando se falta al respeto y se injuria de continuo a tu interlocutor.
Por eso creo de verdad que el PP no quiere presupuestos para Araba en 2015, prefiere dedicar este curso político hacer oposición al Partido Nacionalista Vasco, que es lo único que de verdad viene haciendo en los últimos tiempos.
Araba no se merece un gobierno foral que no se dedica a gobernar, que deja de lado sus responsabilidades y dedica todos sus esfuerzos a hacer oposición a la oposición. A pesar de que este sea el último curso político de esta legislatura es una obligación de todos esforzarnos en resolver los problemas de nuestro Territorio, y eso es precisamente lo que vamos a exigirle al gobierno foral del Partido Popular.
jueves, 28 de agosto de 2014
sábado, 9 de agosto de 2014
LA DERIVA DEL PARTIDO POPULAR VASCO
Javier Maroto no es
Hitler; es algo evidente. Pero igual de evidente es que Javier Maroto, Javier
de Andrés y el partido político al que pertenecen han adquirido unos modos y
unos discursos que les acercan cada día mas a las fuerzas políticas de extrema
derecha.
Javier Maroto culpa a los inmigrantes de todos los males que
sufren vitorianos y vitorianas, y Javier de Andrés le secunda. No han hecho una crítica al fraude en las
ayudas sociales; en realidad lo que han dicho, y han repetido varias veces, es
que los inmigrantes marroquíes y argelinos vienen a vivir del cuento, que no
tienen ninguna intención de trabajar. Es
el viejo discurso de la extrema derecha, buscar como explicación a todos los
males un enemigo exterior.
Ni han pedido un
mayor control en las ayudas sociales, ni han planteado ninguna iniciativa
concreta en ese sentido. Directamente han cargado contra dos colectivos
concretos por razón de su origen o nacionalidad. Si hubieran puesto el acento en el problema
de la sostenibilidad de los servicios sociales, si hubieran propuesto medidas
para mejorar el control del fraude, su discurso hubiera merecido atención y
respeto. Sin embargo lo que han hecho es
buscar un enemigo que cargue con las culpas de los problemas económicos de miles
de alaveses y alavesas.
Y la responsabilidad de esos problemas no es desde luego de
los inmigrantes. Si una viuda cobra 500 euros de pensión la responsabilidad no
es de un inmigrante que cobra ayudas sociales, sino de un sistema de pensiones
que no cubre las necesidades mínimas de los pensionistas. Si hay en el estado
español un paro desbocado la responsabilidad no es tampoco de los inmigrantes,
sino de los gobiernos españoles que durante décadas se han dedicado a promover
la especulación en lugar de potenciar la economía productiva. Los inmigrantes
no son tampoco responsables de la corrupción generalizada en el estado español,
ni tienen nada que ver con los millones de euros que ha supuesto para las arcas
del Estado la corrupción que salpica al Partido Popular.
No quieren debatir sobre la sostenibilidad de las políticas
sociales o sobre el fraude, no quieren proponer medidas que ayuden a mejorarlas.
Han encontrado un chivo expiatorio que explica los efectos de la crisis y que
exime de responsabilidad a su propio partido.
Javier Maroto, y el PP vasco, comparten discurso en esta
materia con los partidos de extrema derecha europea como el Frente Nacional de
Marine Le Pen.
Pero no solo en esta materia, también en otras la deriva
hacia la extrema derecha del PP vasco es evidente. Hace unos días Iñaki
Oyarzabal pidió explicaciones sobre la financiación de los batzokis. Dijo no
tener ni pruebas ni indicios de que existiera irregularidad alguna, pero exigió
explicaciones. Después otros miembros de su partido han insistido en plantear
esas mismas dudas, admitiendo siempre que no tienen ni pruebas ni indicios de
que haya nada irregular. Es otra prueba del matonismo político propio de la
extrema derecha que caracteriza al Partido Popular del Pais Vasco. Se sienten
impunes para injuriar, calumniar y poner en duda la honorabilidad de sus
rivales políticos, y se lanzan a hacerlo
esperando conseguir algún rédito político. En este también comparten modos con
la extrema derecha.
En los últimos días muchas personas me han hecho llegar su
preocupación por la deriva del PP vasco, entre ellos algunos conservadores cabales
que se venían viendo representados por ese partido. Se preguntan que ha
ocurrido, porqué esos chicos que parecían tan modernos han virado hacia la
derecha de forma tan notoria.
No tengo una única explicación, pero supongo que algo tendrá
que ver el hecho de que el PP esté convirtiéndose poco a poco en un partido cada
vez mas minoritario en Euskadi, que lleva camino de la marginalidad. Incluso en
Alava el PP pinta cada vez menos. En las dos últimas elecciones el PP ha sido
en Alava la cuarta y la tercera fuerza política, sin posibilidad alguna de
optar al triunfo.
Algo puede tener que ver también el modo en el que se
produjo el cambio de liderazgo en el Partido Popular del país Vasco, entre
fuertes disputas internas y con la elección de la nueva Presidenta entre
rumores de pucherazo.
En suma, un partido roto, que pierde votos a raudales y en
el que los unos echan pestes de los otros. Un caldo de cultivo perfecto para
que cada cual diga la mayor estupidez, no vaya a ser que sus declaraciones se vean
tapadas por la barbaridad más grande proferida por cualquier compañero.
En esta situación el histerismo ha cundido entre los antaño
modernos representantes del PP vasco, y han pensado que quizás endureciendo su
mensaje, acercándose a los postulados de la extrema derecha y el populismo
lepenista, conseguirán rebañar los votos que necesitan para no tener una
debacle que les condene a la irrelevancia.
Se equivocan. Los alaveses y alavesas no quieren
extremismos. Quieren que sus gobernantes tengan sentido común, que se dediquen
a resolver sus problemas. No quieren ni alcaldes ni diputados generales
incendiarios que rivalicen entre sí por decir la barbaridad más grande. Quieren gente seria en las instituciones, que
dedique su tiempo, sus conocimientos y su experiencia a sacarnos a todos de
esta crisis, a generar empleo, a crear una Alava mas rica y mas prospera.
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